Aborto, ¿Cuando el embrión se convierte en ser humano?

Se ha planteado por diversos movimientos pro vida, que la célula se convierte en ser humano desde el momento en que sucede la fecundación del óvulo con el espermatozoide, y que por ello, el aborto es asesinato. 

Así pues, la evidencia científica nos demuestra que toda célula con el genoma humano completo puede seguir viva fuera del organismo, como sucede, por ejemplo, con un órgano que será trasplantado o con la fertilización in vitro. Y más aún, la extirpación de un órgano canceroso, que posee miles de millones de células vivas con el genoma humano completo, siguiendo el postulado religioso sobre el aborto, sería asesinar a millones de miles de seres humanos; o el trasplante de un órgano sería injertar miles de millones de seres humanos vivos a otro cuerpo con miles de millones de seres humanos vivos.’

 

Dicho esto, el cigoto o embrión desde el primer momento es una célula viva con el genoma humano completo, pero científicamente no es un ser humano, lo es cuando el sistema nervioso y la corteza cerebral están desarrollados y es capaz -y está consciente- de percibir estímulos sensoriales. Antes de esto es un organismo multicelular con el genoma humano completo que está vivo, pero no es aún un ser humano.

 

En efecto, el sistema nervioso central, y más específicamente la corteza cerebral, el área más desarrollada en los primates, y de entre los primates en el Homo sapiens, así como las conexiones que la corteza cerebral recibe desde otras áreas del cerebro, constituyen el sustrato biológico que determina estas propiedades. Hasta que no se alcanza tal desarrollo no se puede hablar de “vida humana” – aunque por supuesto, como ya se explicó, hay vida. Mientras esto no ocurre, la vida de un embrión no difiere sustancialmente de la de cualquier célula, órgano o tejido de un organismo multicelular vivo.

 

A continuación, se resume el desarrollo neuronal del embrión desde la semana 1 hasta la semana 30: 

 

Semanas 1ª-7ª: con tres a cinco células comienza a crearse la placenta y el líquido amniótico. Éstas llegan al útero donde recibirá la sangre de la mujer. Aquí es cuando comienza el proceso de división celular que contendrá la información genética de las partes en que está compuesto el organismo del homo sapiens. (Mide 0,1 a 2 mm y pesa entre 0,1-0,9 gr.)

 

En las semanas 8ª-10ª: comienzan los primeros receptores cutáneos y se producen reflejos espinales. No obstante, no puede haber respuesta alguna a estímulos inducidos porque no hay ni corteza cerebral ni sistema nervioso alguno. (Mide de 2,5 a 5,5 cm y pesa de 1 a 5 gr.)

 

En las semanas 11ª-19ª: se aprecian reacciones a estímulos sensoriales, pero no hay percepción consciente de éstos ya que las vías nerviosas y las conexiones entre neuronas, la médula espinal y las neuronas del interior del cerebro no existen, porque aún no hay corteza cerebral. (Mide de 6,5 a 21 cm y pesa de 8 a 200 gr.)

 

En las semanas 20ª-25ª: comienza y termina el desarrollo de la corteza cerebral. Hay respuesta sensorial a estímulos, pero no conciencia de ellos porque la corteza cerebral está aún en formación. (Mide de 26 a 34,05 cm y pesa de 455 a 1000 gr.). De la semana 23 a la 27, tiene lugar no sólo la multiplicación de las neuronas, sino también su migración entre las distintas capas de la corteza. Por esta razón, la capacidad de respuesta eléctrica de la corteza a estímulos sensoriales no se alcanza hasta la semana 29, y la actividad eléctrica de la corteza cerebral característica de un estado despierto (diferente del sueño), identificada mediante el electroencefalograma, no se detecta sino hasta la semana 30 de la gestación.

 

En las semanas 26ª-30ª: hay respuestas sensoriales y se registra (semana 28 a 30ª) la primera actividad eléctrica por el electroencefalograma. Sin embargo, estas mismas respuestas se han registrado en fetos anencefálicos (sin corteza cerebral), lo que deja abierta la duda. (Mide desde 35 a 37 cm y pesa desde 1,000 a 1,300 gr)

 

Como conclusión, se puede afirmar científicamente que, 

a) el  feto humano no presenta reacciones a estímulos sistemáticos inducidos antes de la semana 22ª-24ª del embarazo. No obstante, estas reacciones no son conscientes ya que carece de percepción y sensibilidad para sentir dolor y/o gozo, porque no ha desarrollado las estructuras, conexiones y funciones del sistema nervioso y, lo determinante, carece de corteza cerebral completa hasta la semana 27-30, órgano éste indispensable para ser considerado un ser humano; antes de eso la ciencia ha verificado que es un órgano multicelular con vida, pero no un ser humano, y b) la ciencia considera, por lo tanto, que el status de ser humano se alcanza cuando el sistema nervioso y la corteza cerebral están en condiciones de adquirir autonomía sensorial y consciencia de los estímulos, y esto se produce en las semanas 28ª a la 30ª.

 

Diversos estudios han establecido sin lugar a dudas que el feto humano es incapaz de tener sensaciones conscientes y por tanto de experimentar dolor antes de la semana 22-24. Esta es la conclusión a la que llegaron los autores de la referencia 4, basados en un análisis de más de 2000 trabajos científicos publicados hasta junio de 2005. Probablemente no es una coincidencia que es justamente hasta las semanas 22-24 cuando el producto puede ser viable fuera del útero (aunque con muchas dificultades). Es claro entonces que, si hasta este tiempo de la gestación el feto no puede tener percepciones, por carencia de las estructuras, las conexiones y las funciones nerviosas necesarias, mucho menos es capaz de sufrir o de gozar, por lo que biológicamente no puede ser considerado un ser humano.

 

 

Referencias

 

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S. Dorus, E.J. Vallener, P.D. Evans, J.R. Anderson,, S.L. Gilbert, M. Mahowald, G.J. Wyckoff, C.M. Malcom, B.T. Lahn. Accelerated evolution of nervous system genes in the origin of Homo sapiens. Cell 119:1027-1040, 2004.

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G. Pérez-Palacios, R. Canales, R. Gálvez Garza. El aborto y sus dimensiones médica y bioética. En La Construcción de la Bioética (Textos de Bioética Vol. 1) (R. Pérez Tamayo, R. Lisker y R. Tapia, coord.), pp. 57-68. Fondo de Cultura Económica, México, D.F., 2007.

S.J. Lee, H.J.P. Ralston, E.A. Drey, J.C. Partridge, M.A. Rosen. Fetal pain. J.A.M.A 294:947-954, 2005